sonido, olor, ciudad


Desde hace un tiempo vengo madurando un pensamiento; uno entre tantos, y es que cada ciudad se puede recorrer independientemente de la compañía, la forma y el estado de ánimo con una música en particular. Apenas llegué de mi natal octava región reflexioné sobre este punto, y las veces que volví me lo reafirmaron, mis vueltas fueron como de turista pero sin comprar chucherías ni boludeces de recuerdo y la ciudad de Concepción- que por espacio de 17 años me pareció insípida y descolorida- de pronto para mi tenía otro aire, siempre lo tuvo sólo que fue necesario salir de la tierra para ver los continentes, cerrar la boca para oir el mundo. En definitiva creo que una banda como Los Tres o Los bunkers, que tienen varias similitudes no hubiesen sido lo que son de no nacer en Concepción- no me gusta ni uno de los dos grupos, no se de música y menos de bohemia, por eso mismo este comentario dista mucho de ser una crítica musical- para mi al menos tienen un gusto a humo, a día nublado y a punto de llover, a calles con nombres de caciques y a sobrias casas de 2 pisos del sector Víctor Lamas, a barrio Universitario, a vereda estrecha y a mañana con olor a meado en el portal de Falabella en el paseo.
Es la música acorde a la ciudad me parece, es lo que hay que oir al pasear por esos lugares, pero hoy es la quinta región y Valparaíso la ciudad, "el puerto", que cosa más penca el puerto pienso yo hace unos dias definí a la ciudad como un gran urinario porque puta que mean fuerte y en todos los lugares los curados, me carga el puerto por hediondo, por que andan muchos perros, en los mercados está lleno de ratones - ¿ o me van a decir que los gatos son ornamentales?- las paredes, las ventanas todo rayado, no me gusta que esté lleno de cosas raras, punkies pidiendo plata, vagabundos pidiendo plata, mimos pidiendo plata, flaites pidiendo plata,wanderinos ...que mal, pero no todo está perdido.
Hoy debía ser distinto, sería la camiseta del Schalke o que era viernes 13, o quizás por no pasar bajo la escalera no lo se, pero hoy fue otra cosa.
Mi impresión cambió gratamente, tuve buena compañía en la humanidad de Cambucha y a pesar de haber pasado varias veces por fuera de este lugar jamás me había atrevido a enfrentarlo. La intención era conocer algún mirador nuevo ya que conocía el Yugoslavo- a pesar de que para mí seguirá siendo el paseo croata, al final ex-Yugoslavia igual- y al llegar al edificio del Mercurio de Valparaíso tras cruzar el plan desde la USM y por ende respirando los vapores típicos de la ciudad enfilamos a la antigua cueva del chivato y el Paseo Atkinson, en negritas igual que en las guías turísticas que le pasan a los gringos, muchos escalones es verdad pero que belleza, qué belleza, merece las negritas.
El paseo es lindo, el entorno espectacular, la vista 10 puntos, una iglesia luterana y casas que no se caen, un café muy británico como todo lo que circunda el lugar y no huele a nada en particular aunque si me pongo poeta huele a otra ciudad, se respira. Siempre dije que si había algún lugar que rescataba de Valparaíso era el sector de la Plaza Sotomayor, los bancos, pero no conocía este paseo y de verdad quedé maravillado por la elegancia, la sobriedad, lo que son mis gustos en verdad; este no se puede recorrer sino es con el sonido del jazz, algo muy clásico igual de sobrio y elegante que el lugar, espero volver pronto -esta vez junto a ella-y seguir conociendo lugares que aunque parezca contradictorio son lunares dentro de la ciudad patrimonio.
Este fue el primer paso, chiquito tal vez pero que me encantó, quién sabe si quizás al final terminaré disfrutando también de otros sectores de esta ciudad y ¿Por qué no? capaz que termine meando en una calle de Valparaíso, lo que parece ser la usanza de este lugar.

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